martes, 19 de agosto de 2025

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Impar

Estamos acostumbrado a ver pares en todo, deseosos de cuadrar cada cosa, lo escucho cada vez que voy a un lugar y ven a mi hermosa hija, ¿Y la parejita para cuándo?, preguntan, pero la nariz no se queja, y menos el corazón por ser uno, ser único e impar nunca ha sido pecado. 


En mi andar me tocó muchas veces ir sola, y encontre el camino, el lugar y la forma... Mi par me complemento en mucho, dejándome ver nuevos mundos y formas de pensar, pero no fue hasta que ella llegó que me sentí completa, y es que no hay nada que ella no cubra, sane, y también desórdene, indudablemente se hace presente, por preguntona, por platicar demasiado, o por un besito que sale de la nada, con su forma única y tan particular la tercera en mi familia me tiene ocupada diario, y pienso: "Dios no nos da una carga con la que no podríamos" quizá me excuso y me consuelo, convenciendome; que si debiera de pasar no sería decisión mia. 

La casa se vuelve loca con una sola niña, y ¡No me quejo!, cuando no está ese silencio me demuestra lo valioso de su compañía y de su estar, no es alguien ausente, le encanta venir y abrazar solo porque si, porque me vio, ahí estoy, y los abrazos y "Te amo" son gratis. 

La tercera en mi casa vino cargada de retos y emociones, las mil de vueltas por semana, citas y asesorías, viene recargada, aveces saturada, de diario me enseña lo que una buena mamá debe ser y hacer, no se queda callada y es capaz de expresar sus sentimientos y emociones, con aquella entereza, dejando ver su propia personalidad, sus gustos, creencias y hasta lo que no le agrada sin tapujos, sus 10 años me hablan de que vamos bien con ese crecimiento emocional que me demuestra que estar aquí para ella ha válido de mucho.

Muchas veces me preguntan casi como si tuvieran prisa, como si no vernos en par les fuera incómodo, difícil, insoportable o poco aceptable, yo respondo que "Dios sabrá porque".  Tantas veces en la emocional mujer que vive en mi, veo venir los meses y ahora los años, trago saliva, y pienso, ¿Y si de verdad lo lamento un día?, ¿Y si pasa el tiempo en que pudiera concebir nuevamente y es demasiado tarde?, sí, Si me lo cuestiono, más no dejaré de disfrutar mi hoy y a mi niña por ello, tampoco me sentiré menos o con tristeza. 

Solo pienso que con mayor razón debo trabajar en mi, en la resiliencia que pudiera faltarme, en la madurez que quizá aún no he concebido para asimilar todo aquello que se asuma un reto que está fuera de mis manos. Dejar de tener miedo a esa pregunta incómoda y ese comentario con filo de guillotina.

El pequeño triángulo de mi hogar está bonito, tiene amor, tiene intención, somos lo que cada uno necesita para quien, y de más vendrán a su tiempo, bien dicen; "que los tiempos de Dios son perfectos", y claro que lo son, vaya que Si! Confiar es lo que muchos necesitamos en estos tiempos!