Y, un día no están, pero jamás se van del todo, y ni el tiempo te hace comprender su ausencia, cuando hacen falta la muerte nos hace creer que desaparecen, pero de algún modo jamás lo hacen del todo. Quedan aquí, en nuestra mente y corazón, trayendonos flachazos de recuerdos y nostalgia, de pasados y anécdotas, hasta un olor o un sonido te transporta a su momento contigo.
No, nunca se mueren del todo, porque están aquí en quienes les sobreviven, dándonos un recordatorio en sus formas de hablar y de ser, jamas se van porque entre pláticas puedes asegurar que jamás olvidarás su nombre.
Recordando siempre que trascienden más no mueren por el tiempo, sino por el olvido.
Hoy honramos a los que se han ido de este plano terrenal para existir en el plano celestial con luz y amor de nuestro creador, con mucha fe oramos y pedimos para que así sea para el gozo de su alma.
Tenemos una misión importante, seguir orando y conservar su recuerdo vivo en el corazón.
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