viernes, 30 de julio de 2010

¿De sapo a Príncipe y viceversa...?

¿De sapo a Príncipe y viceversa...?
Entre besos y besos un sapo puede convertirse en Príncipe... o fingir serlo...
Definamos Principe, según la real academia de la lengua española este término tiene varios significados:
1. m. Primero y más excelente, superior o aventajado en algo.
2. m. En España, título que se da al hijo del rey, inmediato sucesor en el trono.
3. m. Individuo de familia real o de la alta nobleza.
4. m. Soberano de un Estado.
5. m. Título de honor que dan los reyes.
6. m. Cada uno de los grandes de un reino o monarquía.
7. m. Entre colmeneros, cría de las abejas de la clase de reinas.

Sin embargo, ninguno de esos encaja con la clase de Príncipe que tenemos definido la gran mayoría de las mujeres, o más bien, Princesas. Todas en algún momento hemos tenido parejas en las que ideamos un hombre perfecto, cuando realmente no existía perfección en él. Vimos más que su aspecto funesto... pero muchas cosas lindas que apreciar... y ahora pensamos quien entiende a los hombres, si son guapos se creen demasiado y son unos tontos que no saben apreciar, si son feos y nos tienen, se creen demasiado y son unos tontos que se olvidan de apreciarnos.

Hoy queremos pensar en ellos como Caballeros, que nos protegen, nos cuidan, nos hacen sentir aún más femeninas de lo que somos, y nos entusiasman a tener mayores dotes para ofrecer. Nos tratan como verdaderas princesas y realmente les preocupa hacernos felices y jamás dañarnos. En pocas palabras nos tratan como el Caballero a la Dama.
En la actualidad esta rara especie de -Caballeros- ha quedado casi extinta. Mas bien conocemos a los principes o a los caballeros solo en películas de Walt Disney, en caricaturas y animaciones. Todos ellos son pícaros, guapos, fornidos, altos, divertidos, con una lista impecable de talentos o cualidades. No son borrachos, apantalladores, voraces, ni avariciosos, sexosos ni nada que se le parezca...

Esas son las realidades que hablan los ojos y no dejan pauta para imaginaciones. Porque hay que ser muy ingenuos para no saber lo que casi todos sabemos "Los cuentos de hadas solo ocurren tras de una pantalla"... Aunque cuando eramos niños soñabamos estar en uno de ellos, ahora logramos analizar y ver la cruda realidad.

Es así, como volvemos a la pregunta: ¿de sapo a Príncipe y luego de príncipe a sapo...?
Lo que sucede es que es algo meramente producto de la imaginación.
Ideamos prototipos de hombres, y en el enamoramiento los vemos maravillosos, cosa que con suerte puede ser real, pero para desgracia normalmente no lo es...

El problema mis queridas amigas, no son ellos, sino nosotras. Por creer que pueden ser lo que ideamos, eso es técnicamente imposible. Su naturaleza, la epoca, y la degeneración jamás permitirán que sean cercanos al prototipo. Y no es que ellos estén mal. Es que es parte de una fase en la que todos estamos viviendo. Ahora he escuchado a más de una, entre las que me incluyo, decir "Es que yo no pedí igualar nuestras obligaciones, pedí que respetaran mis derechos", "Es que yo no quiero que me trate como un hombre más", "No quiero trabajar mientras él cuida a los niños"... Más bien la gran mayoría queremos compartir obligaciones, y superarnos, pero ante todo siempre queremos saber que en algun momento será él quien nos tome de la mano y nos saque del bache, queremos que nos abran la puerta, de vez en cuando nos sorprendan con flores, y pidan una suculenta cena por nosotros... queremos a un verdadero hombre que nos respete y nos trate como verdaderas Damas, que no nos obliguen a ser como ellos porque al paso que vamos terminaremos con pelo corto, y dejaremos de depilar nuestras axilas...

No es solo gracias a ellos que las princesas sean hoy mujeres que se paran en el auto tuning a lucir su atuendo de Victoria´s Secret porque es lo único que saben ser o hacer. O, su contraparte mujeres hermosas con doctorados y maestrías, con un patrimonio asegurado, solteras sin deseos de tener una pareja al lado, ni expectativas amorosas, pensando: "Yo mantener a un pelado borracho y flojo?, jamás.", "Para que me tenga como premio en la sala de su casa", "Y que me quiera de sirvientita sirviendole las cheves a sus amigos". No es solo culpa de ellos, sino de nosotras que nos hemos olvidado de todas aquellas cualidades que debíamos tener no por ellos ni solo para ellos... sino por nosotras, por nuestra cultura, nuestra femineidad, por el ser maravilloso que somos, y que podemos crear vida, porque olvidamos recordarles todos los días que tanto a ellos se les respeta, como a nosotras tambien.

Quizá sean cosas que jamás en el mundo vuelvan a regenerarse, tal como sucede con la capa de ozono.
Tantas cosas quizás que si siguiera con la nota no terminaría.

Solo quiero reflexionar sobre las siguientes cuestiones: "Será acaso mejor tener un Príncipe que un Sapo?... o será mejor al reves?", y una más; "El porcentaje de los caballeros existentes, será mayor que el de Pandas en el mundo?, quizá deberiamos extinguirnos para ellos y dejarlos que se apareen entre sí, a ver si les funciona mejor".

Domingo, 09 de mayo de 2010 a las 13:26

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